viernes, 6 de julio de 2012

Capítulo 4

Nos llevaron al gran edificio en el que los tributos reciben el entrenamiento antes de los juegos. Pero este no era el mismo de siempre, el Capitolio había gastado dinero en un nuevo edificio, que parecía tener más lujos que el anterior.
El edificio tenía 14 plantas a lo alto. 12 en las que descansarían los tributos    Cada uno en la planta con su número del grupo al que se le había asignado   ; la número 13, que era un gran salón de juegos y entretenimiento para los tributos, en el que se podían relajar todos juntos; y la catorce, que era una clase para que los tributos aprendieran teoría básica sobre las novedades de estos juegos. Esto sin contar la azotea, y la planta subterránea de entrenamiento.
Yo tuve mucha suerte en el reparto por grupos, ya que me tocó con Taylor Mellark. Ambos nos montamos en el ascensor de puertas transparentes y observamos uno a uno los estilistas-representantes que habían sido asignados a cada grupo.
-Grupo uno, Cinna -dije al verle.
-Grupo dos, Jane -continuó Taylor.
-Tres, Brutus.
-Cuatro, Mags.
-Cinco, Octavia
-Seis, Chaff.
-Siete, Katniss.
-Ocho, FoxFace.
-Nueve, Blight.
-Diez, Venia
-Y once, Flaviusa -finalicé.
Por fin habíamos llegado a la planta 12, la única sin puertas transparentes    Privilegiados jeje   . Al abrirse las puertas del ascensor vimos al fin quién iba a ser nuestra estilista y representante durante los juegos, ambos esbozamos una sonrisa y nos lanzamos a abrazarla. Era nuestra tutora en el instituto: Cecelia Earhart.
Cecelia nos mostró cuáles iban a ser nuestras habitaciones, y nos presentó a los "Avox", que realmente podían hablar y relacionarse con la gente a la que sirven. Nuestros Avox para estos juegos iban a ser Lavinia y Andrew.
Yo estaba deseando ir a mi cama y acabar con este fatídico día por fin pero, al entrar en mi habitación, me encontré con que no había nada. Bueno, nada excepto una pantalla en una pared, por lo que decidí acercarme a ella. Después de investigarla un rato, descubrí que era un panel por el cual podía elegir la decoración de mi habitación, a mi gusto. Habían desde habitaciones rurales hasta habitaciones tan sumamente modernas que parecían del futuro. Seleccioné la que tenía la cama más cómoda y el ambiente más acogedor, me tumbé en la cama y me quedé mirando al techo
-Ha sido un día muy largo -dije, y después me dormí.

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