jueves, 5 de julio de 2012

Capítulo 3 -Parte 2- La cosecha

-Madge Undersee -dijo Helena al fin.
...
Ma... Mad....
-¡¡MADGE, NO!! -grité y salí corriendo hacia ella.
No podía ser posible... Mad... Madge, Madge Undersee, nuestra amiga, la misma que el pasado sábado había cumplido los 16 años. La misma a la que queríamos darle una sorpresa, y menuda sorpresa se ha llevado. No... No puede ser posible. ¿Cuántas posibilidades habían de que saliera su nombre en la urna? ¿Una entre mil? No, la suerte no ha estado de nuestra parte, no.
Cuando llegue a ella entre la multitud, unos agentes ya estaban llevándola hacia el escenario, por lo que me tiré al suelo y empecé a llorar.
-Madge... Madge...
La situación no podía empeorar. Bueno, sí, el nombre de Cressida aún estaba en la urna.
-Vamos, Plutarch -me dijo Taylor mientras me ayudaba a levantarme-, la cosecha sigue... 
Me reincorporé a la muchedumbre, y abracé a Taylor, como si no hubiera mañana.
-Gracias. -Le susurré.
Pero aún tenían que salir el resto de nombres de la urna, por lo que decidí no afectarme tanto por los que vendrían:
Gloss Hadley
Fulvia Cardew
Nashvella
Sinsajo
Gale Hawthorne
Wiress
Lemonny Morrowson
Clove Kentwell
Erinne Earhart
Messalla Geller
Alice Geller
Chip
Chop
Cuellirroto
Boggs
Pollux
Finnick Odair
Johanna Mason
Leevy Merrill

Ya iban 21 tributos seleccionados, y hasta ahora nada demasiado importante, pero aún quedan tres tributos por elegir, y a mí me siguen quedando cuatro personas importantes en mi vida a las que podrían seleccionar, incluyéndome a mí (Ego powah).
-Esto se está haciendo demasiado aburrido, ¿qué tal si saco los cuatro últimos juntos? -propuso Helena, sin esperar respuesta alguna, ya que lo pensaba hacer de todas formas.
Bien, más dolos acumulado si salen nuestros nombres, aunque claro, hay menos posibilidades de que salgamos justo los 4 ahora, y mas juntos, porq...
-¡Cressida Pevensie, Plutarch Heavensbee, Ally Maxwell, y Taylor Mellark!
Su voz retumbó en mi cabeza, y seguirá retumbando hasta que me muera.
Me quedé en estado de shock, no era posible, nosotros...
Unos agentes nos cogieron a los cuatro y nos llevaron hasta el escenario. Desde allí pude ver a todo el mundo: Podía ver caras de alegría porque se habían librado, pena por quiénes eran los elegidos, e incluso euforia por estar deseando vernos morir. Esto último me pareció espeluznante.

-¡QUE COMIENCEN LOS SEPTUAGÉSIMO SÉPTIMOS JUEGOS DEL HAMBRE! -gritó Helena. Otra frase que se iba a quedar retumbando en mi cabeza.


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